Las conductas de riesgo son aquellos comportamientos o actividades en los que el riesgo de tener efectos negativos como consecuencia de los mismos es elevado. Ponen en peligro la salud, la integridad o la vida de la persona, en mayor o menor medida.
En la adolescencia se dan una serie de circunstancias que pueden favorecer el inicio de los comportamientos de riesgo. Una tendencia a reafirmar la propia identidad, menos interés por estar con los padres y madres y más ganas de estar con los iguales. El aumento de la capacidad de razonamiento y su sensación de invulnerabilidad puede influir en la toma de decisiones que les acerquen a este tipo de conductas.